Resumen
Cada generación comparte el destino de su tiempo,
recupera el pasado y mira hacia el futuro. La muerte
implica la transmisión de los bienes materiales de una
generación a otra, pero también se recibe en herencia
todo un mundo de símbolos y principios que se perpetúa
y se transforma en esta transmisión de acuerdo
a la lógica del don y del retorno. En una sociedad individualista,
que privilega la juventud ante la madurez y
una vejez extendida. ¿Podrá establecerse un nuevo
pacto intergeneracional, más equitativo y con visión
de futuro? ¿Cuáles serán las formas de restitución de
recursos materiales e inmateriales -bienes, seguridad,
afecto, autonomía- a las jóvenes generaciones?