Resumen
Cuarto volumen de la serie Los Hijos de la Tierra, cuyos protagonistas viven durante el último período glaciar. La heroína viaja con su compañero desde las orillas del Mar Negro, su tierra natal, hasta las fuentes del Danubio, lugar de donde él procede. En este largo camino conoce paisajes, tribus y modos de vida distintos de los suyos, aprendiendo así nuevos recursos técnicos.
La acción, alargada en exceso por una sucesión de escenas en las que la autora pone de manifiesto su conocimiento de los métodos de supervivencia al aire libre, repite con mucha aproximación los esquemas narrativos de los otros tres títulos de la serie. Los encuentros esporádicos con pequeñas comunidades de población, aisladas entre glaciares, presta una cierta animación al argumento, aunque es evidente que sus posibilidades están ya bastante agotadas. Los datos que se ofrecen sobre la posible vida de los europeos de la Edad de Piedra resultan curiosos, pero no se basan en investigaciones científicas sino en conjeturas en las que hay mucho de ficción. Lo endeble de la trama y una cierta monotonía en el trazado de las situaciones reducen mucho el interés de una obra que tampoco destaca especialmente en cuanto a calidad estilística.
Los amores de la pareja central de personajes están presentados como el perfecto modelo romántico de unión espiritual y física.
