Resumen
Sam Butterbiggins, un niño que pasa un temporada en casa de sus tíos, lady Eglantine y lord Archibald, mientras sus padres se encuentran de viaje, recoge en su diario los pasos que da para hacer realidad su sueño de convertirse en un noble caballero a lomos de un corcel blanco. Cumplida la primera de las misiones que hay que llevar a cabo antes de ser caballero, la de encontrar un fiel compañero, tal como se narra en el primer episodio de la serie que protagoniza, en esta segunda entrega debe hacerse con un corcel blanco pero habrá de ganárselo con buenas acciones. Un viejo jabalí domesticado, al menos parcialmente, y un árbol que habla y cambia de sitio con cierta facilidad, son elementos claves en el desarrollo de una historia que parece localizada en una época vagamente medieval. Sam y su fiel compañera, su prima Prunella, realizan varias buenas acciones relacionadas con los habitantes del pueblo donde se encuentra al castillo de sus tíos. El árbol que habla y camina se ha situado en un cruce de caminos y no deja circular a los campesinos y granjeros que aprovisionan el castillo. La intervención del veterano jabalí resulta definitiva para convencer al árbol de que se instale en un confortable y verdeante prado. Fantasía y humor son los elementos que definen el carácter de una trama de aventuras bien elaborada, que en cierto modo desmitifica la caballería de tiempos pasados, pero a la vez la sitúa en un marco más realista sin llegar a desprestigiarla. En las anotaciones finales de su diario, Sam considera que el día a lo largo del cual transcurre la acción ha sido, hasta el momento, el más feliz de su vida y, además satisfactorio para todos los demás personajes. Reconfortado con esta comprobación, ya piensa en cómo afrontar el tercer requisito que las leyes de la caballería exigen a quienes quieran formar parte de ella.
