Resumen
El pueblo de Esquivel marcó el cambio de rumbo de Alejandro de la Sota a comienzos de los difíciles años 50. En una trayectoria paralela a la de la arquitectura española de aquellos años pero desde un perfil personalísimo, Sota exploró en este proyecto los temas candentes del momento: arquitectura popular o culta, abstracción o realismo, naturaleza o artificio, tradición en la modernidad. Esquivel sirvió a su arquitecto para comprender las limitaciones de esta vía de compromiso y para iniciar un camino de reducción fundamental en su trayectoria posterior.