Resumen
Evadirse de la realidad: el maravilloso cine de la Gran depresión
Desde el Drácula de Tod Browning (1931) hasta El Gran Dictador de Charlie Chaplin (1940), este tomo explora una de las más diversas y fascinantes épocas del mundo del cine.
La bolsa quebró en el año 1929 dejando a América y al mundo en una depresión devastadora de la que no comenzaría a levantarse hasta la Segunda Guerra Mundial. En banca rota, sin trabajo, pobres, los americanos comenzaron a cantar en ritmo de blues y Hollywood decidió distraerlos con comedias de la talla de Tiempos Modernos (1936) o Mr. Deeds va a la ciudad (1936) sin dejar de lado a los hermanos Marx y a Hitchcock y por supuesto la emblemática Lo que el viento se llevó (1939).
Mientras los americanos iban al cine y al teatro para evadirse de sus problemas en la vida real, los directores europeos comenzaban a experimentar con nuevas técnicas en un medio que hasta entonces solo había innovado con el sonido; allí aparecen Fritz Lang con la gran obra del expresionismo alemán Metrópolis (1931) y Jean Renoir con su obra maestra antibelicista La Gran Ilusión (1937) en la que cine y arte confunden sus fronteras, mientras Leni Riefenstahl hacía lo propio con su sorprendente Olympia (1936-38) llevando la técnica a nuevos límites.