Resumen
En los primeros años del nuevo siglo entró en crisis un modelo hidrológico español, el de Joaquín Costa, que se había mantenido fiel a sí mismo durante cien años. Se basaba en defender la bondad intrínseca de cualquier obra de ingeniería destinada a atesorar o desviar el agua. Esta es la crónica, diaria, encarnada en personajes y paisajes, de la crisis y sus signos: el cerco a los espacios protegidos, el agotamiento y deterioro de los recursos, las estructuras anticuadas, la fiesta caníbal del ladrillo, la confusión entre expansión económica y calidad de vida…Pese a que un activo frente propagandístico se dedicaba a suprimir la discrepancia y a apuntar el crítico como enemigo de la patria, se suspendió el transvase del Ebro y se cambió el trazado del acueducto Júcar-Vinalopó, producto de la instauración, por primera vez, del diálogo social y de la presión de Xúquer Viu y las instituciones democráticas. El nuevo marco europeo traza un mapa hidrológico muy preciso: ahorro, reaprovechamiento, tecnología y precios reales para el agua.
