Resumen
Louise Erdrich (Minnesota, 1954) hija de padre de origen alemán y madre perteneciente a la tribu de los ojibwe, nativos americanos, narra en
El Hijo Sólo, su decimoquinta novela publicada, la historia de dos familias vecinas que habitaban en un condado incluido en una reserva india situada en Dakota del Norte. En el verano de 1999, uno de los dos cabezas de familia, sale a cazar un ciervo pero al caerse de un árbol, el hijo menor del otro, de cinco años, se interpone entre la presa y el curso de la bala y muere. El involuntario causante del hecho y su mujer, hermanastra de la madre del niño, deciden entregar a los abrumados padres a su propio hijo pequeño para reparar el daño, según las leyes de la tribu de la que proceden. La acción, que se proyecta varios años en el futuro y tres décadas hacia atrás en el pasado, refleja el mundo de las reservas indias, donde las tradiciones indígenas se entrelazan con las costumbres americanas actuales en un abigarrado y desconcertante contraste.
LaRose, título original de la novela y nombre del hijo prestado, crece en un continuo ir y venir que le traslada de padres a tíos y de hermanos a primos, se presenta como ejemplo de esta peculiar mezcla de formas de entender el mundo. Además, aparece un nuevo personaje, delincuente profesional a cuyo hijo han acogido los padres de LaRose en su casa, criado con los suyos propios para mantenerlo al margen de los delitos de su progenitor. La interacción de esta serie de personajes a los que hay que añadir a las dos madres, hermanas de padre, forma un complejo conglomerado de actitudes y sentimientos que llega resultar confuso y cuantitativamente abrumador. A la descripción de sueños y visiones referidas a las antiguas creencias animistas de los nativos, se añade la presencia de un sacerdote católico, cuya figura, desde el punto de vista de su ministerio, resulta poco afortunada. Aunque el desarrollo de la trama es acertado en su aspecto técnico, la problemática de fondo queda esbozada en términos bastante confusos. El dramático accidente que sirve de base al desarrollo argumental, bien reflejado en los capítulos iniciales se complica a medida que transcurre la acción narrada, al intervenir, tanto en el núcleo central de la novela como en el desenlace un exceso de sentimientos encontrados, confusos y faltos de coherencia. Entre el viejo paganismo de los indios, un cristianismo mal asimilado y el permisivismo del neo paganismo, el soporte de fondo de la obra queda diseñado de forma notablemente desorientada desde una perspectiva ética y moral.
