Resumen
La novela de humor ?
El matón que soñaba con un lugar en el paraíso? protagonizada por Anders, asesino profesional salido recientemente de la cárcel que se aloja en un antiguo prostíbulo de Estocolmo convertido ahora en pensión.
Allí conoce a una mujer que había ejercido de pastor luterano hasta que sus fieles la obligaron a dimitir por considerarla irreverente. También entabla amistad con el recepcionista, un joven empleado que ha conservado su puesto de la etapa anterior cuando el establecimiento era un burdel. Los tres personajes se convierten en protagonistas de una acción disparatada en la que cada uno de ellos desempeña un papel diferente. Por un lado, la pastora luterana, al tiempo que le expone a Anders los fundamentos de una particular y pintoresca visión de sus creencias cristianas, mantiene una relación amorosa con el recepcionista. Además, la pareja se dedica a administrar en beneficio propio las donaciones que recibe el ex presidiario convertido en predicador de la nueva parroquia regentada por la pastora. El relato, como los anteriores títulos del escritor sueco
Jonas Jonasson (1962) se mueve en el ámbito de la novela picaresca impregnada de humor surrealista. Las aventuras de los personajes, tanto centrales como secundarios, se corresponden con las tretas de vagos, estafadores y criminales que abundan en historias de ese género. El autor desarrolla con soltura una trama disparatada, con muchas posibilidades de lograr efectos cómicos. El contraste entre la ingenuidad y el primitivismo de los recursos mentales del asesino y la capacidad imaginativa y la astucia de sus desaprensivos socios, se presta a episodios ingeniosos que parodian muchos aspectos de la sociedad sueca actual. Sin embargo la vertiente religiosa del argumento, que ofrece una caricatura de la Iglesia oficial de Suecia, no solo ridiculiza a falsos clérigos y a creyentes que financian a cualquier predicador extravagante, sino que se extiende al contenido de los Evangelios. Episodios como la institución del sacramento de la Eucaristía o la Crucifixión se tratan en un tono burlesco que resulta ofensivo cuando no blasfemo, para los lectores cristianos.
