Resumen
La autora explica al lector cómo conseguir cambiar los comportamientos inadecuados de los hijos, a la luz de la psicología sistémica.
La autora advierte que en educación no hay reglas universales, porque no hay dos niños que respondan igual; ante un mismo hecho, los padres deben hacer una adaptación personalizada a cada uno de ellos. Educar requiere dedicación, observación, serenidad y sentido común. Según la autora, hay tres ejes en torno a los cuales suele desarrollarse la personalidad: egoísmo-solidaridad; pacifismo-agresividad;dependencia-independencia. Se trata de educar en positivo, apoyándose en las cualidades de los niños y en valorar más los éxitos que los fracasos, el esfuerzo más que el resultado. Las relaciones en la familia y entre hermanos deben estar basadas en el respeto mutuo y en el respeto a unas normas. Es necesaria la unidad de criterio de los padres para establecer objetivos, definir comportamientos, dar ejemplo, motivar con simpatía y paciencia, y buscar soluciones a los problemas. Para que el niño interiorice una norma, los adultos han de ser coherentes en su comportamiento. Enseñar con el ejemplo el respeto y el pensar en los demás, evitando gritos y nervios. Observación de la sensibilidad de los niños, desarrollo de la autoestima, cómo tratar personalidades difíciles, cómo enseñar el autocontrol, son otros tantos temas que se abordan en este libro.
