Resumen
El narrador y guionista
Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) tras el éxito de su novela
Soldados de Salamina, llevada al cine con el mismo título en 2002,bajo la dirección de David Trueba abandonó la docencia para dedicarse por entero al periodismo en el diario El País y a la creación literaria.
En
El monarca de las sombras, rescata del olvido la figura de su tío abuelo, Manuel Mena, Alférez Provisional del ejército nacional muerto a los 19 años en 1938 durante la batalla del Ebro. Considerado durante muchos años como héroe de una familia extremeña afiliada a la Falange Española, la madre del autor recordaba con frecuencia las virtudes, simpatía y generosidad del oficial caído al que conoció de niña antes de partir al frente. Cuando sus restos mortales llegaron al pueblo vivió con intensidad el drama familiar en unas escenas de dolor que no olvidó a lo largo de su vida. Tal como cuenta en el relato, Javier Cercas decidió seguir los pasos del alférez y recopilar testimonios y documentos que le permitieron revivir episodios olvidados o desconocidos de su carrera militar. Destinado en el cuerpo de Regulares en la compañía de Tiradores de Ifni, sufrió heridas en la batalla de Teruel y cayó herido mortalmente al asaltar una posición durante la campaña del Ebro. Los datos reunidos confirmaron las buenas cualidades humanas de Manuel Mena y planteó a Cercas, feroz enemigo del bando nacional, un grave problema de conciencia. Al autor le resultaba imposible creer que en un hombre cabal y noble como su pariente se hubiera alistado en el ejército del general Franco, al que considera un carnicero asesino que alcanzó el poder con el apoyo de la aristocracia y la complicidad de la Iglesia Católica. Para explicar la actitud de su tío, Javier Cercas llega a la conclusión de que los malvados curas y aviesos falangistas aprovecharon la juventud y buenos sentimientos del chico para convertirlo en instrumento armado de la violencia fascista. Por tanto, atribuye la responsabilidad de su muerte a los que jugaron con su ingenuidad y buena fe y no dudaron en sacrificar su vida al servicio de los intereses de las clases privilegiadas. La obra, escrita con el estilo de una crónica de prensa adquiere en ocasiones el tono demagógico de una proclama política.
