Resumen
“La palabra, efímera, etérea y precisa, hace habitable al mundo nombrándolo. Lo reinventa y hace próximos, prójimos, a los extraños, a la otredad. La imagen, quiero decir la imagen humana, representación de lo que no se nombra, casi imperecedera, material y perpleja, es el registro de lo que despejó la palabra: la mirada, lo subjetivo. Es su otro lado y con su testimonio categórico nos brindan juntas la conciencia del tiempo, de nuestra ineludible dimensión como seres históricos y finitos, a la intemperie, es decir a merced del tiempo. Ambas, palabra e imagen, a un tiempo nos resumen y nos confunden, nos contienen y nos liberan, nos explican y nos preguntan, y nos enaltecen como algo más que esa superespecializada y eficiente máquina de trabajo.” Mauricio Gómez Morin<