Resumen
El marco ambiental donde transcurre esta novela de
Yasmina Khadra se localiza en un lugar solitario y desolado, a orillas del Mar Mediterráneo, donde, en medio de un vertedero de basura, se ha establecido una comunidad marginal habitada por hombres de distintas edades.
Cada uno de ellos vive bajo un techo que puede variar desde el chasis de un automóvil al viejo contenedor herrumbroso, resto de algún naufragio, devuelto por las olas. Carentes de medios económicos, visten ropa andrajosa y comen de lo que encuentran en la basura. A pesar de todo, están contentos con su situación y rechazan la vida ordenada de las ciudades, que se supone abandonaron por distintas razones y a la que se niegan a regresar. El autor ha escrito un relato simbólico cargado de reminiscencias de un pasado oculto y habitado por personajes desarraigados y fantasmales que se recrean en su miseria y suciedad, en tanto que les sirven de barrera de protección contra el mundo de la limpieza, el orden y el trabajo al que renunciaron después de haberlo conocido. Sin embargo, incluso en este entorno infrahumano, se crean entre ellos relaciones de afecto como la que une a un hombre ya mayor, con un joven sin familia, salido de la nada más absoluta, llamado Junior, que le adopta como protector y guía. La situación se repite en el caso de una banda de desharrapados que actúan en grupo y se protegen unos a otros en la medida que sus facultades mentales, deterioradas por el alcohol y la mala alimentación, lo permiten. La acción, desarrollada con técnica ágil en capítulos breves donde predomina la forma dialogada, alterna episodios de carácter realista sobre circunstancias reveladoras de lo sórdido de su modo de vivir, con otros de contenido reflexivo y poético. La aparición de un personaje desconocido, con apariencias de profeta, que llega un día al lugar para decir a sus moradores que nadie tiene derecho a volver la espalda a la sociedad y que la aceptación de la inmundicia es algo antinatural, supone un punto de inflexión en la pasiva aceptación de sueños perdidos y esperanzas fracasadas en que se habían instalado sus oyentes. A la larga, las ilusiones despertadas por este hombre se revelan trágicamente nefastas dejando como conclusión un panorama desolador cargado de odio, peor que el existente antes de su llegada. La obra está muy bien escrita, con un estilo rico en maíces expresivos, pese a los efectos de una traducción poco cuidada. Su contenido transmite una visión amarga y negativa de la existencia humana que contrasta con el hecho de que el concepto de Dios está presente en muchas de sus páginas.
