Resumen
&65533;Lo que me admira, dice Dios,
es la esperanza.
Y no me retracto.
Esa peque&65533;a esperanza que parece
de nada.
Esa ni&65533;ita esperanza.
Inmortal.
Porque mis tres virtudes,
dice Dios.
Las tres virtudes, criaturas m&65533;as.
Ni&65533;as hijas m&65533;as.
Son tambi&65533;n
como mis otras criaturas.
De la raza de los hombres.
La Caridad es una Madre.
Una madre artiente, toda coraz&65533;n.
O una hermana mayor
que es como una madre.
La Esperanza
es una ni&65533;ita de nada.
Que vino al mundo el d&65533;a de Navidad del a&65533;o pasado.
Que juega todav&65533;a
con el bueno de Enero.
Con sus peque&65533;os pinos
de madera de Alemania cubiertos
de escarcha pintada.
Y con su buey y su asno
de madera de Alemania. Pintados.
Y con su pesebre lleno de paja
que los animales no comen.
Porque son de madera.
Pero esa ni&65533;ita
atravesar&65533; los mundos.
Esa ni&65533;ita de nada.
Sola, llevando a las otras,
atravesar&65533; los mundos concluidos.
Una llama traspasar&65533;
las tinieblas eternas&65533;.
CHARLES PEGUY naci&65533; el 7 de enero de 1873 en Orl&65533;ans (Loiret), en el seno de una familia modesta. En 1894 se traslad&65533; a Par&65533;s para ampliar sus estudios, y all&65533; recibi&65533; las ense&65533;anzas de Romain Rolland y Henri Bergs...
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