Resumen
Estamos cambiando de mundo y de sociedad. Un mundodesaparece y otro está emergiendo, sin que exista un modelo preestablecido para su construcción. Pero parece que los cristianos no terminamos de enterarnos, y seguimos con nuestros lloriqueos y pesimismos y defendiendo que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y no es verdad. Nos urge buscar nuevas formas de vivir nuestra fe en una sociedad en constante transformación. Nos apremia el Espíritu Santo que inspiró y sostuvo siempre a su Iglesia. Es él quien nos ofrece una oportunidad de gracia para que busquemos y estrenemos un modo nuevo, más original y agresivo de vivir la frescura del Evangelio como respuesta al mundo nuevo que está emergiendo.