Resumen
El Camino de Santiago, conocido también como el francés, es una ruta que, sin duda, se podría calificar de mágica. Esta magia, sin embargo, no viene determinada por los orígenes esotéricos y astrológicos que se le atribuyen. La magia se explica por los diez siglos de edad de esta ruta, por los paisajes que atraviesa, la arquitectura de núcleos rurales y urbanos, las numerosas leyendas que de ella se han ido escribiendo y relatando a lo largo de los años, los milagros que beneficiaban a los peregrinos, las sucesivas batallas en las que el Santo Apóstol aparecía con su caballo blanco y la dedicación de santos a la construcción del Camino.
La idea original es dar a conocer la gastronomía, los productos típicos y el vino que el peregrino puede encontrar a lo largo del Camino. La visión es histórico, pero en muchos casos sigue vigente. Se han resaltado todos los platos que se crearon en el transcurso de los años, los productos naturales que han crecido en huertas y que durante siglos han sido el sustento de sus dueños, así como los productos elaborados a partir de la sabiduría popular y transmitidos de generación en generación. El recetario presentado es muy tradicional, y apegado a las profundas raíces gastronómicas de las tierras y de las gentes que jalonan el Camino.