Resumen
De alguna manera y dejando aparte los tebeos infantiles que todos leímos de pequeños, mucha gente canosa ya, como el que suscribe, cristalizó su afición por el cómic con la lectura de historietas de aventuras. ¿Quién no leyó nunca ‘El Guerrero del Antifaz’, ‘El Capitán Trueno’, ‘Roberto Alcázar y Pedrín’, ‘El Corsario de Hierro’, ‘El teniente M. S. Blueberry’, el celebérrimo ‘Tintín’ o ‘Corto Maltes’, el marino del pendiente zurdo? La respuesta es sencilla: casi nadie. La búsqueda de la aventura, real o soñada, es una constante de la ficción universal en sus distintas manifestaciones. Y ya es hora de abrir un paréntesis en mis artículos sobre el cómic. Vamos, que ya toca hablar del género de aventuras. (...)