Resumen
La historia de Hipólito y Serafín no es quizá nada más (tampoco nada menos) que una demostración animada del principio de la simbiosis, que es algo muy parecido, en el fondo, a la amistad y a la evidencia de que necesitamos de los otros para estar completos y de que es justamente la diferencia lo que nos hace mejores.
Amén de ese espíritu, rondan por esa selva la inseguridad personal, los complejos, el “justo a mí me tocó ser yo...” esos sentimientos que tantas veces nos asaltan a lo largo de la vida, pero para los que la infancia y la adolescencia son terreno abonado.
Las deliciosas ilustraciones de Álex Omist hacen que esta desigual pareja de amigos cobre vida ante los ojos del pequeño lector.