Resumen
Adam Haslett es escritor norteamericano y hasta el momento autor de tres novelas. Con
Imagina que no estoy, su última historia de ficción, ha conseguido ser finalista de varios premios, de National Book Award entre otros.
En los años sesenta del siglo XX, Margaret es una joven estudiante norteamericana en Inglaterra. Allí se enamora de John, un muchacho tímido y depresivo, pero con el que decide casarse a pesar de haber sufrido una fuerte crisis que le ha obligado a estar hospitalizado por un tiempo. Después de varios años viviendo en Inglaterra y dos hijos en común, Michel y Celia, se trasladan a vivir a Estados Unidos donde nacerá Alec, su tercer hijo. Aunque John no ha vuelto a padecer ninguna crisis grave, su estado depresivo es permanente afectando tanto a su vida familiar como profesional. El fracaso en este terreno les obliga a regresar a Inglaterra, pero la situación, lejos de mejorar, les lleva otra vez tiempo después a Estados Unidos. A pesar de la tenacidad de Margaret por ayudarle, John evolucionará negativamente en su estado psíquico hasta llegar al suicidio afectando a cada uno de los hijos en su desarrollo psicológico como consecuencia de una carencia afectiva grave.
A lo largo de la novela se alternan las voces de los cinco protagonistas, los padres y los tres hijos, quienes van narrando sus propias vivencias en el seno familiar. La desaparición del padre tiene consecuencias graves en los hijos en el desarrollo de la personalidad hasta alcanzar la edad madura. El punto central lo ocupa Michael, un fanático de la música, inconstante, aficionado a los aparatos electrónicos y con las mismas tendencias depresivas de John que le inclinan hacia comportamientos obsesivos. Celia, independiente y más responsable que los otros dos, no conseguirá una relación de pareja estable y no dudará en el aborto ante un embarazo no deseado. Alec, ambicioso y con tendencias homosexuales desde niño, no tendrá reparos en mantener relaciones esporádicas con cualquier hombre dispuesto a tenerlas. La madre, en un segundo plano, poco puede hacer por la vida precaria de su hijo Michael salvo prestarle ayuda económica y el apoyo de Celia y Alec.
La novela revela comportamientos complejos difíciles de dirigir hacia sentimientos positivos. Las intervenciones de Michael, con un exceso de imaginación obsesiva, resultan en la mayoría de las ocasiones tediosas.
Hay que resaltar las frases ingeniosas, un estilo elegante en el escribir y un humor inteligente aunque exento de belleza a pesar de la intención del autor por hacer reflexionar sobre el amor desinteresado y generoso en el seno de un ambiente familiar que se desmorona.
