Resumen
Begoña Valero se inició como escritora con
El trabajo de los libros, una novela sobre la figura de Gutenberg y la importancia que tuvo posteriormente para la difusión de la cultura. Gran amante de los libros y continuando con la misma temática, Begoña Valero escribe su segunda novela bajo el título de
La casa del Compás de Oro, nombre original de la imprenta regentada por Christophe Plantin, impresor, editor y librero francés del siglo XVI que obtuvo gran popularidad por sus buenos trabajos en el mundo de los libros. Situada en Amberes, sus herederos lograron mantenerla en funcionamiento hasta finales del siglo XIX pasando posteriormente a ser propiedad del Ayuntamiento de esa ciudad que la convertiría en museo gracias a su amplio material tipográfico, archivos, biblioteca, mobiliario y colecciones artísticas.
La historia de Christophe Plantin es la historia de su trabajo como librero, ambas trascurren de forma paralela y entre la turbulenta Europa del siglo XVI con las guerras de religión entre católicos y protestantes en las que se mezclan intereses políticos y ambiciones personales. Miembro de una familia humilde de Lyon, Plantin llegó a convertirse en el impresor más importante e influyente de Amberes. Su relación con la burguesía, eruditos, políticos y personajes más relevantes de la época le llevó a relacionarse con los más altos estamentos de la Iglesia y de la realeza española que le harían encargos importantes. Profesó la religión católica, pero no dejó por ello de tener relaciones con calvinistas y luteranos a través del ejercicio de su trabajo.
La autora introduce al lector en la sociedad del siglo XVI a través de unos personajes, tanto ficticios como reales, poco elaborados. Actores de unos acontecimientos conocidos, apenas evolucionan a lo largo de la novela siendo, por lo general, simples y de poco peso psicológico.
Teniendo en cuenta las motivaciones de la época habría que leer la novela sin pretender juzgar los hechos que ahí se narran con los parámetros actuales.
Algunas escenas violentas y de contenido sexual explícito sólo añaden morbosidad a la historia.
