Resumen
La obra ofrece un resumen histórico de la evolución y desarrollo de la Villa de Madrid, desde sus primeros núcleos de población de la época romana, dispersos por las riberas de los ríos serranos, hasta las ampliaciones y reformas llevadas a cabo durante los primeros años del siglo XXI. Tras la invasión musulmana, Madrid aparece ya en el s. IX como enclave estratégico entre la vertiente del Norte peninsular y la meseta Sur, en dirección a la capital de Toledo. Plaza fuerte amurallada, dotada de las excelentes aguas de la Sierra, con la fértil Vega del Manzanares y la caza del monte de El Pardo, abastecía a sus habitantes, musulmanes, judíos y cristianos de recursos abundantes para su mantenimiento.
El autor expone con estilo divulgador, lenguaje sencillo y tono coloquial, los cambios registrados una vez reconquistada por Alfonso VI de Castilla en su camino hacia Toledo. Acogida la Villa a la protección directa de los reyes, mantiene durante siglos su autonomía frente a las ambiciones de los nobles que aspiraban a dominarla. Los reyes de la dinastía Trastámara, desde Enrique II a los Reyes Católicos, otorgan a Madrid el rango de sede real, con facultad de albergar sesiones de Cortes. Sin embargo, fue Felipe II el que tomó la decisión de fijar de modo permanente La Corte en Madrid, lo que inicia un largo proceso de crecimiento a partir de los barrios próximos al Alcázar, llamados, aún hoy, el Madrid de los Austrias. Nuevos palacios, iglesias, conventos, y murallas muestran el auge de la ciudad que experimenta su mayor crecimiento con la llegada del rey Carlos III, que convierte algunas zonas de Madrid en una población de corte europeo. Los altibajos derivados de los avatares históricos (cambios de régimen, guerras, revoluciones) no impiden que a lo largo de los dos últimos siglos llegue a alcanzar tamaño y envergadura de gran urbe.
