Resumen
Viviana Rivero, nacida en Córdoba (Argentina), desarrolló su vida laboral en la abogacía antes de convertirse en escritora de éxito en su país, además de productora y presentadora de programas de televisión.
Emilia y Manuel, dos jóvenes argentinos, no pasan por los mejores momentos como pareja cuando él le anuncia que se va a estudiar a Arizona con una beca que le ayudará a mejorar su curriculum, además de darles tiempo para pensar en su relación. Aunque descorazonada, Emilia no pierde la oportunidad que le ofrece la editorial donde trabaja como periodista para trasladarse a Florencia para escribir una serie de artículos sobre comida casera y restaurantes sofisticados. De ascendentes italianos, deberá aprovechar la ocasión para hacer averiguaciones sobre un cuadro que perteneció a su familia y que probablemente se encuentre en esa ciudad italiana. Llegada a Florencia recala en un restaurante que posiblemente sepa algo del cuadro además de considerarlo como primer establecimiento sobre el que empezar a escribir para sus artículos. Allí conocerá al atractivo Fedele, el jefe del restaurante, que enseguida mostrará interés por ella aunque Emilia no esté para muchas sutilezas una vez que descubre que está embarazada de Manuel y que éste no muestra demasiado interés por la noticia. Sin embargo, eso no será impedimento para que Fedele despliegue toda sus artes de seducción para enamorar a la joven. Él mismo arrastra un pasado doloroso que quizá con Emilia pueda superar. Paralelamente, otro hombre en el norte de Italia deberá enfrentarse a un pasado atormentado y un futuro que se prevé muy corto, pero que sin ellos saberlo algunos hilos que les ha tendido el destino les mantendrán fuertemente conectados.
Viviana Rivero escribe una historia sin originalidad, poco creíble de triángulos amorosos, abandonos, con algún dato histórico, etc. Recargada de romanticismo, escenas eróticas y sensualidad, la novela puede resultar del gusto de un público poco exigente inclinado al sentimentalismo. Los personajes, previsibles y de moral permisiva apenas evolucionan más allá de lo que sentimentalmente se espera
