Resumen
El hecho de la presencia continuada y fundamental de la mujer en el cante flamenco demuestra que este arte tiene mucho más de expresión moderna, o de recreación moderna de una tradición musical, que de esa imagen de un arte ancestral donde podría haber imperado el apartamiento por razones de sexo. En alguna ocasión se ha afirmado que la mujer no está dotada como el hombre para cantar flamenco ; este comentario se invalida por sí sólo ante la aplastante evidencia de unos hechos que ratifica el análisis histórico-cronológico de la trayectoria femenina en el arte jondo.
La cantaora ha sabido conservar, transmitir y crear cantes y estilos con igual o mayor grandeza que el hombre y en esta breve monografía histórica sobre la mujer se pone de manifiesto. Por otro lado, la cantaora tiene una presencia tan temprana como el nacimiento mismo de los estilos flamencos. Muchas de las grandes creadoras (La Sarneta, La Trini, La Niña de los Peines) se formaron y aprendieron en el seno de familias cantaoras y asimilaron armonías, complejos melismas y cromáticos juegos sonoros que inspirarían creaciones personales que contribuyeron a enriquecer el cante flamenco.