Resumen
La protagonista de este cuento crece en el palacio real de su padre, en un mundo ficticio que éste ha ordenado crear a su alrededor para evitarle cualquier disgusto o sufrimiento, y también para compensarla de la falta de su madre, muerta al darla a luz. La niña no sabe lo que es llorar, pero tampoco lo que es reír, porque nunca ha jugado con otros niños para que no note la carencia de hermanos. Esta situación concluye cuando, ya con once años, muere su padre el rey y ella debe ser coronada, a lo que se opone parte de sus súbditos, descontentos con el sistema monárquico. La obra se desarrolla con el enfoque narrativo un tanto surrealista que caracteriza al autor, está bien escrita y mantiene un clima de cierta intriga sobre cuál será el destino de la princesa, si por fin subirá al trono o elegirá otro tipo de vida. La acción sigue un sencillo esquema lineal pero las situaciones están impregnadas de una fantasía que las convierte en algo sorprendente y sugestivo, además de estar cargadas de contenido simbólico. Poco a poco la princesa aprende a llorar y descubre la muerte, el dolor y la traición, pero también la libertad y la felicidad. Tras sufrir esa transformación abdica, y con ello hace feliz al pueblo, gracias a la instauración de la república, y a sí misma, dedicándose a recorrer el mundo.