Resumen
No le gusta el fútbol, ni los bailes, ni el carnaval, ni el flamenco, ni la música de guitarra, ni la semana santa, ni la moral cristiana, ni la ética kantiana, ni salir de noche, ni la leche hervida, ni las corridas de toros, ni los tejidos sintéticos, ni la aldea de Almonte, ni el principio de no-contradicción de Aristóteles, ni la calvicie, ni los perros, ni la novela social, ni los telediarios. Su frase preferida la pronunció el gran diestro Jesulín de Ubrique unos días antes de su retirada: «Yo nunca he tocado techo. He sido imprevisible en toda mi carrera».