Resumen
Sin duda, el corazón siempre tuvo secuestrada la poesía. Toda la trascendencia para él y esa otra poesía tan tristemente aburrida. Una exclusividad pacata que no ha sabido ver la generosidad de la lengua. Si la poesía es la intensidad del lenguaje, su potencia creativa puede hallarse por igual en un poema de humor como en un anuncio publicitario. El oficio de la palabra tiene mucho de malabar y de isla. Más excelso por inútil y azaroso. En un tiempo como el que vivimos tan marcado por la codicia de lo útil, nada más trascendente y revolucionario que el ejercicio de lo inútil. Denle un respiro a esa alma, por favor.
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