Resumen
Protagoniza esta novela,
Las siete hermanas, una de las seis hijas adoptivas de un millonario suizo que las recogió muy niñas y nunca les informó ni del lugar donde las había encontrado ni de quienes fueron sobre sus padres biológicos. Adultas e independizadas del hogar común, situado a orillas del lago de Ginebra, vuelven a reunirse al recibir la noticia de la muerte repentina de su padre adoptivo, para asistir a la lectura del testamento. Después, el albacea les entrega unos sobres donde cada una puede encontrar datos sobre su origen y si lo desean, tratar de hallar a su familia de sangre.
La mayor y más unida a su padre adoptivo, narra en primera persona las gestiones realizadas para conocer a sus parientes. Tras descubrir un primer indicio de haber nacido en Brasil, se traslada a Río de Janeiro donde encuentra huellas de la existencia de una bella joven perteneciente a la alta sociedad carioca de la década de 1920 que pudo haber sido su bisabuela. La novela dedica numerosas páginas a la historia del matrimonio de conveniencia de esta rica heredera, hija de emigrantes europeos, con un ilustre miembro de la aristocracia brasileña empobrecido por la decadencia de la hacienda familiar y su falta de iniciativa para restaurarla. Antes de la boda, la novia visita Europa con una familia amiga y en París se enamora de un escultor de origen noble, pero desheredado de títulos y bienes por su vida bohemia. Tras una ardiente relación carnal, la joven vuelve a Brasil y se casa con su prometido por obediencia a la voluntad paterna. Sin embargo, poco después el escultor va tras ella y reanudan sus relaciones, de la que nace una hija, reconocida como propia por el marido. La protagonista, mientras investiga sobre sus antepasados, vive un idilio con un escritor brasileño, viudo, cuya obra ella había traducido al francés. Pasado y presente se enlazan en la trama para dar lugar a una novela sentimental, concebida de acuerdo con los esquemas clásicos de la narrativa de consumo. El argumento se alarga al máximo posible, a base de episodios secundarios, prescindibles en su mayoría y de diálogos reiterativos que entorpecen el ritmo de la acción.
Lucinda Riley maneja con habilidad técnica el movimiento de los numerosos personajes, en su mayor parte caracterizados de forma convencional para resultar individualmente plausibles. El estilo, redactado en función de una lectura que no requiera esfuerzo de atención, tiende a resaltar una única idea de fondo consistente en anteponer la pasión amorosa a cualquier consideración de orden moral.
