Resumen
Cada vez que el amor toca el alma y el cuerpo de dos personas algo extraordinario, diferente, extraño sucede. Un proceso se pone en marcha a partir del impacto del encuentro. El individuo enamorado deja de pensar en sí mismo para pensar en el otro, y el mundo y sus intereses vitales dejan de importar. El amor es el único estado que logra semejante transformación. Es la única oportunidad que tenemos los seres humanos para conectarnos con una realidad distinta, donde lo carnal y lo espiritual coexisten con igual intensidad, la ocasión de transgredir los límites de la cordura y adentrarnos en ese espacio de la vida donde la magia es posible y por el que estamos dispuestos a darlo todo. Cuando el amor se produce se instala en todos los huecos de nuestra existencia, arranca nuestra historia, llena nuestras carencias. Se mueve frenéticamente para encontrarse a sí mismo y se corporiza cuando nos encuentra. No calcula, no especula. No sabemos de dónde viene ni adónde nos conduce, como una ola gigantesca que en algún punto del océano se deshace para luego volver a crecer.