Resumen
El dolor es inherente a todo ser vivo orgánico. El sufrimiento lo es a todo ser mental, porque el sufrimiento o dolor moral se origina siempre en la mente. Existe en el ser humano una general aversión innata al dolor y sufrimiento sin darnos cuenta de que uno y otro están ahí, como un bien de la Naturaleza y La Vida para avisarnos y advertirnos que algo no está funcionando debidamente. Es una alertar y aleccionar. En estas páginas, tratamos de reconocer y aceptar el sufrimiento como nuestro compañero de viaje y maestro de vida. Hemos de entender en toda su extensión, el sentido de aquellos versos de José María Pemán:
Benito seas, Señor,
por tu infinita bondad,
porque pones con amor,
sobre espinas de dolor
rosas de conformidad.
La aceptación consciente del sufrimiento hace que el dolor se suavice y hasta desaparezca. Es el rechazo rebelde el que lo aumenta. ¿Por qué hemos de ir en contra de la Vida misma que, desde el nacimiento, hace aparecer el dolor en la madre y el hijo? Podemos entender y aprender a aceptar el dolor si somos conscientes de nosotros mismos y las enseñanzas que La Vida nos da.<