Resumen
Una criatura, una criatura de creación, testigo imposible de la impasibilidad y de un delito impune llamado Madrid, ciudad que no lo es y que ya no pasea a su millón de cadáveres ni atiende al teléfono. Una criatura de creación, Gonzalo Escarpa.
Dice Riechmann que no puede hablar de la poesía sin hablar del mundo. Ni hablar del mundo sin hablar de poesía. Se me antoja que a Gonzalo le ocurre algo muy parecido sin que, al tratarse de quien se trata, se pueda decir que ocurra lo mismo. No haber nacido es, con toda seguridad, el poema más comprometido que el autor nos ha ofrecido hasta la fecha. Y cuando digo compromiso -saco roto de denuestos- pienso en César Vallejo o en Juan Larrea y no en Gabriel Celaya ni en Ángel González. El compromiso escarpiano es, aunque a muchos les -y nos- duela, con la verdad. Las cosas son así. No es que sean así y que así se las hayamos contado. Es que son así. Y no haber nacido aquí es la única solución y no haber nacido es la solución definitiva.<