Resumen
Nuevo thriller ambientado en el valle del Baztán. Amaia Salazar acaba de dar a luz y, después de la baja maternal, se incorpora a la jefatura de homicidios, conciliando su trabajo con la atención a su hijo Ibai. Tras el aparente suicidio de una joven en cuyo cadáver aparece la palabra ?Tarttalo?, nombre de un monstruo de un solo ojo que devoraba a los humanos, se suceden otros asesinatos con el mismo mensaje, también el de mujeres, en la cercana localidad de Arizcun, con los brazos amputados. A su vez, comienza la profanación de iglesias en cuyos altares se encuentran restos del brazo de un niño, un "mairu beso", como se conocía a los menores muertos sin bautizar. Todo señala a los llamados "agotes", un sector segregado antiguamente en la comarca por motivos religiosos. Amaia tiene pesadillas, raras intuiciones y presagios, además en el jardín de su casa aparecen restos de huesos humanos, y acude como otras veces a los consejos del tarot de su tía. En su entorno confluyen personajes como sus hermanas, el juez, un antipático ex inspector o el inquietante sacerdote psiquiatra de una clínica, quien trata la esquizofrenia de la madre de Amaia, sacerdote que no goza de la confianza de la inspectora. Todos los hilos confluyen en el pasado familiar de Amaia, un pasado tortuoso que vuelve una y otra vez. Un exhaustivo trabajo desvelará el autentico y perverso rostro instigador de estos asesinatos.
La autora combina su habilidad narrativa para conjugar elementos clásicos del thriller como la intriga, el incesante ritmo y una prosa rotunda y ágil con otros propios de su estilo: la atmósfera mágica casi esotérica, recursos mitológicos y leyendas navarras, acompañado de la húmeda y fría naturaleza de Baztán, acertada ambientación que aumenta el clima misterioso y opresivo. En esta ocasión, Redondo pone el acento en los matices psicológicos de sus personajes, especialmente de los raros y enfermizos, en un argumento en el que la maldad, la locura, el odio y la venganza se trenzan en una doble trama: la investigación criminal y la familia de Amaia. En sus páginas se deslizan alusiones sutiles pero incisivas en tono a las intrigantes actividades de un sacerdote de una institución de la Iglesia como supuestos exorcismos como tratamientos psiquiátricos. Quizá en este segundo libro la autoría del crimen y ciertas connotaciones en torno al asesino no resulten tan convincentes como en su primera novela, con un final que parece precipitarse, en detrimento de la maestría del conjunto.
