Resumen
La obra analiza el fenómeno de la progresiva depreciación social de la figura paterna, por considerar el ejercicio de la paternidad una manifestación trasnochada de machismo.
La autora señala que la revolución de 1968 fue una revuelta contra lo que el padre representaba en la familia: autoridad, orden, disciplina y obediencia. Más tarde, añade, la ideología de género ha considerado que la diferenciación sexual es irrelevante y que dentro de la especie humana el papel de padre no tiene que estar reservado a individuos morfológicamente masculinos sino que en un plano de estricta igualdad cada cual puede elegir la función que desee. La infiltración de estas corrientes de pensamiento y de las presiones feministas, la inducen a redifinir el concepto de masculinidad para frenar la incomprensión e incluso el odio hacia los hombres. Urge reconocer que la mujer y el hombre, cada uno desde su perspectiva, manifiestan ?valores y características propias cuya interrelación enriquece a ambos sexos?, según frase textual del libro. La exposición, escrita en términos de alta divulgación, es clara y precisa en sus planteamientos y ponderada en sus argumentaciones. Reconoce que la incorporación de la mujer al mundo del trabajo ha logrado potenciar su importancia en el ámbito profesional, sobrepasando en algunos aspectos a los hombres. Sin embargo mantiene que esto no supone que ellos deban, en cierto modo, feminizarse, igual que las primeras feministas trataron de imitar actitudes masculinas. El daño que estos cambios ha causado en los matrimonios y en las familias, se evidencian muy graves, siempre partiendo de datos comprobados. Esto atañe sobre todo a los hijos varones que cresen sin padre o junto a uno que, por falta de autoestima, teme ser algo más que un espectador benévolo de la relación madre-hijo. La forma realista y constructiva de plantear problemas y de ofrecer soluciones sensatas y basadas en criterios científicos válidos hace muy útil la lectura de esta obra para sectores de público tan amplios como variados.
