Resumen
En 1369 el rey don Pedro I de Castilla moría asesinado por su hermano bastardo, Enrique de Trastámara, que lograba así usurparle el trono. Era el final de una cruenta lucha fratricida que había teñido de sangre, intrigas y traiciones todo el reinado de aquel desdichado monarca, cuya memoria, a raíz de su muerte, quedaría cubierta bajo un velo de infamias. Un acercamiento objetivo a la figura del «Rey Cruel» nos desvela, sin embargo, a un personaje fascinante, amigo por igual de árabes, judíos y cristianos, aficionado a la magia, y capaz de entregarse a intensas y generosas pasiones, como la que vivió junto a la dulce María de Padilla.