Resumen
Diego y Julia, medio hermanos de trece años ambos, aunque se llevan bastante mal, coinciden en su común afición a las novelas policíacas y en su ilusión de llegar a detectives profesionales. Con ayuda de su perro, dotado de la facultad de hablar con sus amos, en este segundo episodio de la serie que protagonizan los tres, logran aclarar un misterio relacionado con la fábrica de unos caramelos muy apreciados entre el público infantil. En una de las bolsas en que se venden envasados, aparece un mensaje anónimo pidiendo ayuda y la señora Fletcher, directora de la organización llamada Mistery Club, a la que los protagonistas pertenecen, les encarga averiguar quién puede haberlo escrito. La acción se desarrolla de modo convencional, según los esquemas propios del género policíaco, adaptados a las características de la narrativa para niños. El argumento, donde intervienen, tanto el perro que habla como una serie de pingüinos, que a su vez se comunican con él, incorpora una serie de elementos fantásticos que tienden a estimular la imaginación del lector. El estilo sencillo y coloquial utiliza un vocabulario vulgar de uso común, algunos de cuyos términos resultan poco adecuados para su reproducción en lengua escrita. El desenlace de la intriga encierra una moraleja referida al maltrato animal y a la falta de escrúpulos de algunos fabricantes de golosinas.
