Resumen
Un conjunto de tapices, realizados en Bruselas a finales del siglo XV para un importante personaje de la corte francesa y actualmente conservados en el Musée National du Moyen Âge de París, inspiran esta novela, cuyo argumento especula sobre su diseño y elaboración. El protagonista, artista especializado en miniaturas, recibe el encargo de pintar una serie correlativa de escenas sobre las que luego trabajarán cartonistas y tejedores belgas.
La acción, que transcurre entre 1490 y 1492, reconstruye la vida de una familia rica y ennoblecida de París, vista por alguien ajeno a ella pero que la trata por razones laborales, y el ambiente de trabajo de un taller de tapices en la capital belga. La autora parece haberse documentado muy bien sobre la época y los temas tratados, y logra, siempre en el ámbito de la ficción, construir un cuadro ambiental fiel y sugerente a la vez. La atmósfera narrativa es el elemento mejor logrado de esta novela, donde el encadenamiento de las secuencias es ágil y consistente, y la transposición entre los dos escenarios en que éstas se sitúan se produce sin fracturas relevantes. Sin embargo, los personajes resultan poco verosímiles en su conducta y en su modo de expresarse, impropios del siglo XV. Incluso salvando su trazado anacrónico, podrían haber resultado interesantes por su dedicación artística o por su alta situación cortesana, pero esta posibilidad queda desaprovechada al destacar en ellos su conducta libertina, proclive al acaloramiento sexual inmediato. Más que el arte o el poder, lo que caracteriza a esta obra, escrita con estilo no muy cuidado aunque fácil de leer, es el explícito erotismo que la impregna toda.