Resumen
Los poemas de Y el aire de los
mapas se mueven alrededor de
dos de los ejes en los que se
apoya un ciclo elaborado a lo
largo de las tres últimas décadas:
por un lado la idea del viaje
(espacial y temporal) con todos
sus motivos o derivaciones, y
por otro la del apartamiento, que
caracteriza a los náufragos, los
exiliados o los excluidos. La primera
sección (?El aire?) recoge
sensaciones, miradas o paisajes
(exteriores o interiores, físicos o
anímicos) de aquello que se ve
durante el desplazamiento del
viajero. La segunda (?Los mapas?)
muestra la decepción ante
los planos, planes y trayectos,
propios o ajenos, que no sirvieron
(o no sirven) para guiar ese
movimiento que no es otro que el
movimiento vital, tanto individual
como colectivo. La tercera (?Y el
aire de los mapas?) se presenta
como un cierre doble, conclusivo,
del libro y del ciclo. Un cierre
donde se acentúan dos ideas:
las guías o mapas para llegar
al destino deseado son equívocas,
y el aire (sin mapas) sería
la única garantía tanto para vivir
como para viajar. Dos actitudes o
acciones distintas, pero también
idénticas, como las dos caras de
una moneda.