Resumen
“Una ciudad europea vista desde el aire se parece al dibujo del tronco de un árbol cortado. En el interior está el origen de la ciudad y, a su alrededor, en figuras concéntricas se van añadiendo otros perímetros cada vez más amplios. Se puede describir una ciudad por su urbanismo, por sus vistas aéreas y lejanas. Pero será una descripción insuficiente, una simple concatenación de mapas de diferentes años que explicarán su crecimiento en hectáreas. El problema es que las hectáreas no tienen alma. Y la gracia de las ciudades radica precisamente en el factor humano y en su huella. Y ésta no se mide por hectáreas.”