Resumen
Análisis del concepto de autoridad, que parte del hecho de que, actualmente, el temor a los aspectos negativos de la cultura de la permisividad ha provocado una demanda social de autoridad.
El autor critica la educación permisiva y también la autoritaria. Opina que la autoridad es una cualidad personal que se obtiene por méritos propios y que infunde respeto y admiración, y concluye que necesitamos tanto instituciones como personas con autoridad. Considera que la autoridad tiene unos referentes trascendentes: Dios, naturaleza y tradición, que en la sociedad actual son muy frágiles. Además, nuestra sociedad mantiene que toda norma moral es una construcción social; y el materialismo consumista, el falso concepto de tolerancia, el abuso de una educación centrada en la autoestima, denigran la autoridad. Por todo ello, y en un mundo con una alta precariedad ética, es necesaria una formación moral. Marina habla de un "gran proyecto ético", pero lo sustenta en una pobre antropología. Cuestiona tangencialmente la autoridad de la Iglesia. Afirma erróneamente que según la tradición cristiana el hombre nace malvado y su naturaleza está pervertida; y también que la libertad no es innata sino aprendida y se consigue por el lenguaje y la cultura, lo que antropológicamente no es del todo cierto. A pesar de esto, el libro reclama formación ética, educación en el autodominio y equilibrio de la razón y la emoción, el que cada joven tenga su proyecto vital y adquiera buenos hábitos intelectuales y ejecutivos.
