Resumen
La obra, fechada en 1878, narra una serie de aventuras vividas por personajes reales desde cinco siglos antes de Cristo hasta el siglo XVII. Es la primera de una trilogía cuyos dos títulos siguientes son "Los grandes navegantes del siglo XVIII" (1879) y "Los exploradores del siglo XIX" (1880). Verne, viajero ávido e infatigable, evoca nombres como Heródoto, Estrabón, Marco Polo, Colón, Juan de Bethencourt, el caballero normando que conquistó Canarias, Magallanes e incluso piratas como Drake.
En el terreno de la crónica divulgativa, Verne transmite al lector los sentimientos y emociones de unos hombres que ensancharon el límite del horizonte geográfico humano hasta distancias insospechadas. Cada capítulo revive las alegrías y sufrimientos de esos intrépidos y tenaces buscadores de lo diferente o lo desconocido, que visitaban legendarios reinos de Oriente o encontraban nuevos continentes. Su estilo es, igual que en las novelas, realista y envolvente, pero aquí no abruma, como en otras ocasiones, con referencias científicas. En cambio, todo lo que la obra tiene de conocimientos geográficos minuciosos le falta de precisión en el terreno de la Historia. Verne no fue historiador, y las bases documentales en que se apoya son bastante superficiales. Al referirse a la conquista de América, por ejemplo, sus juicios se ciñen a tópicos de leyenda negra, y al tratar de los piratas los envuelve en un halo de leyenda más bien romántico. Pese a estas deficiencias, la obra es interesante por los datos que contiene acerca de quién y en qué momento recorrió tierras incógnitas y sobre la situación de éstas en el momento en que el autor escribe.