Resumen
Los compromisos de la vida laboral no tienen por qué perjudicar nuestra salud y nutrición. Es posible disfrutar comiendo y trabajando, a la vez que cuidamos de nuestro cuerpo. Con el célebre método de Montignanc mantener la línea es un auténtico placer, ya que adelgazar no supone someterse a los rigores de una disciplina de eremita. No hay que privarse de nada, no hay que pasar hambre ni complementar la dieta con ejercicios físicos espartanos. Además, el régimen propuesto confiere una sorprendente nueva vitalidad, a la vez física y psicológica.