Resumen
En el octavo episodio de la serie que protagoniza,
Artemis aparece ya curado de los trastornos mentales que le afectaron en la novela anterior. Sin embargo nuevos y más graves problemas le salen al paso debido al odio que una duende del subsuelo, Opal Koboi, siente hacia la raza humana, hasta el punto de aliarse con los poderes maléficos de la magia negra para exterminarla. Sus leales amigos del inframundo, Holly Canija y el centauro Potrillo, de la policía de los Elementos del Subsuelo, se unen a él, único humano que conoce a los duendes, en la lucha por neutralizar la amenaza que Opal representa.
La obra narrada a un ritmo muy rápido, se asemeja más a un juego informático que a una novela. Las situaciones apenas se perfilan, por la velocidad a la que se suceden entre sí y los personajes, incluso los centrales, salvo Artemis, parecen figuras de animación. La trama carece por completo de verosimilitud, incluso teniendo en cuenta que se trata de una historia fantástica, poblada por criaturas imaginarias. La trayectoria personal del protagonista, de niño carente de escrúpulos a adolescente comprometido en la lucha del bien contra el mal, continúa planteada en este episodio, pero en unos términos que acentúan la presencia de elementos mágicos y la influencia de la mitología celta precristiana. Aunque el bien triunfe, gracias a la inteligencia y la generosidad de Artemis, la lucha contra el mal se plantea en términos dualistas, de enfrentamiento dualista entre iguales y abundan referencias espiritualistas relacionadas con el neopagano movimiento New Age. La resurrección, gracias a la magia blanca, de un muerto puede resultar especialmente desorientadora para el público al que la obra está dirigida.
