Resumen
En el siglo XII, llega a la abadía de Shrewsbury el servidor de un difunto caballero, con el encargo de que su señor sea enterrado en el recinto de la abadía. Ello suscita celotipias que harán que tanto él como su señor sean acusados de mantener opiniones heréticas. Inesperadamente, aparece asesinado uno de los principales instigadores de tales calumnias, por lo que todas las sospechas recaen sobre el bondadoso servidor. Fray Cadfael, monje detective protagonista de una larga serie de novelas policíacas, será el encargado de desentrañar el misterio que esconde tal asesinato.
La autora mantiene en ésta el tono amable de anteriores obras. Los sucesos se desarrollan con un ritmo tranquilo, sin forzar la acción pero sin caer en el tedio. La intriga está bien planteada y en su desarrollo no hay nada morboso; antes bien, el relato desborda simpatía por la figura amable del fraile detective.
La obra presenta algunos errores doctrinales sobre la predestinación y el pecado original, atribuibles sobre todo a la ignorancia teológica de la autora, y que aparecen justificados con argumentos sentimentales, lo cual puede mover a confusión a lectores poco formados.